Imagina este escenario: tienes un trabajo que amas, te sientes conforme con tu ingreso y estás proyectando grandes planes, como finalmente cumplir el sueño de comprar tu propia casa. De pronto, como un baldazo de agua helada, llega la noticia menos pensada: ese empleo que tan feliz te hace, ya no está.
Con algunos matices, hace algún tiempo, me tocó afrontar una situación similar. Al comienzo, busqué manejarlo “con altura”. Lloré un poco la primera hora y comenté la noticia con algunos allegados, que podrían ser mi colchón amortiguador si la situación no repuntaba pronto. Luego, como quien no quiere la cosa, me lavé el rostro, respiré hondo y procuré seguir con mis actividades (aunque lo confieso, mientras hacía un continuo brainstorming mental de posibles soluciones).
Racionalmente, tenía un leitmotiv potente, que en algún momento había tomado de la SH Gal, Vero Mezzini: “En la tormenta, hay que ser como las palmeras. Se doblan, pero sin quebrarse, finalmente vuelve a erigirse radiantes”. Y sin embargo, no conseguía sentirme tranquila y confiada con respecto al futuro. Como dicen, la procesión va por dentro: empecé a dormir mal, tenía sueños de ansiedad cuando finalmente lograba apagar mi mente y vivía el día con un continuo nudo en la boca del estómago (genial para la dieta, fatal para la salud mental).
¿Cómo mantenerme positiva? ¿Cómo salir adelante sin hundirme en la desesperación?, eran preguntas que se repetían una y otra vez.
“En la tormenta, hay que ser como las palmeras. Se doblan, pero sin quebrarse, finalmente vuelve a erigirse radiantes”.
La luz al final del túnel
No es preciso estar atravesando un mal momento laboral, para que nos cueste sentirnos positivas. Lo cierto es que, incluso con trabajo, hay momentos en que podemos estar un tanto pesimistas o, a causa del estrés y la rutina, estar a desgano con nuestras obligaciones.
Pero, si bien no hay que dejarse sucumbir frente a un panorama gris, tampoco es que una mente positiva llega como por arte de magia. Es preciso trabajar en ello. Para lograrlo, algunas excelentes estrategias que hallé en la revista Entrepreneur y el sitio Linkedin incluyen:
- Sonríe y di cosas positivas. Aunque no lo creas, estas sencillas actitudes enviarán a tu cerebro señales que lo impulsarán a ver las cosas con un mejor color. Por eso, siempre que puedas, busca lo bueno en las situaciones y las personas, y muéstrate agradecida.
- Aprende algo nuevo. Sigue invirtiendo en ti misma. Te ayudará a sentirte realizada.
- Recompénsate.Cuando consigas un objetivo o cumplas una tarea, prémiate. Al estar orgullosa de ti misma, aumentarás tu autoestima y, por ende, te será más sencillo mantenerte positiva.
- Piensa en el peor escenario. Como pronto descubrirás, usualmente no es tan grave. ¿Y si lo es? En ese caso, estarás lista para empezar cuanto antes a tomar medidas para evitarlo o al menos, no te tomará desprevenida.
- Decora tu espacio de trabajo. Personalízalo con objetos y recuerdos que te hagan feliz. Es un paso sencillo que sin duda, te hará sentir más motivada.
- Diviértete. Aunque es importante tener una ética laboral fuerte, también lo es cuidar el espacio de ocio y disfrute. Asegúrate de tener cada día tiempo de descanso, para cultivar tus afectos y proyectar actividades que te hagan feliz, como unas merecidas vacaciones.
Y tú, ¿cómo te mantienes positiva en situaciones laborales difíciles? ¡Te leo!
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