Viajar con amigas hace bien a la salud. Y no lo digo yo solamente, ¡lo afirma la ciencia! A medida que pasa el tiempo, mantener las amistades se vuelve cada vez más complicado. Las vidas ocupadas que llevamos, hacen que los encuentros con amigas sean cada vez más esporádicos, pero cuando se dan, ¡valen el doble! ¿No te ha pasado que tras una reunión con amigas te sientes revitalizada? Imagínate tras unas vacaciones juntas.
Volviendo al tema de cómo los amigos influyen en nuestro bienestar, el psicólogo William Chopik de la Universidad Estatal de Michigan, descubrió a través de un estudio, que en los adultos mayores, las amistades son un predictor más fuerte de salud y la felicidad, que los vínculos con los miembros de la familia.
“Las amistades se vuelven aún más importantes a medida que envejecemos, por eso mantener a unos pocos amigos realmente buenos puede hacer una gran diferencia para nuestra salud y bienestar”, explicó.
“Entonces, es inteligente invertir en las amistades que te hacen más feliz“, agregó. Y una manera de hacerlo es tomándose el tiempo para viajar juntas, ¿no?
He tenido la fortuna de viajar con mis amigas desde mi adolescencia y de todas las experiencias aprendí muchísimo. Es cierto que viajar con otros no es fácil, y sobre todo para mí que soy hija única y no estaba acostumbrada a compartir mis espacios ni me sentía cómoda en los ambientes alborotados (hablo en pasado porque me fui curtiendo con el tiempo y ahora con una hija, no me ha quedado más que hacer las paces con todo lo anterior).
Uno de los viajes que más disfruté fue el que realicé durante el verano del 2006 con amigas a Ferrugem en Brasil. Teníamos 21 años y nos llevábamos el mundo por delante.

Les dejo otras postales de viajes con amigas. ¡Me faltan muchos otros más! De algunos no tengo registro en la compu, porque solo tomábamos fotos con la máquina y luego las revelábamos, jajaja me delata la edad. Ni hablar de las redes sociales, lo más cercano que teníamos era el ICQ.






Próximamente, vuelvo a emprender un viaje con amigas, uno muy especial. Nos vamos a ir a RÍo de Janeiro sin hijos ni maridos. Solas. A disfrutarnos y dedicarnos tiempo al 100%. La excusa perfecta es que se casa una de las chicas, así que le hacemos la despedida de soltera entre caipis y mucha samba. ¡No puedo estar más ansiosa!
Si hay algo que creo que diferencia a este viaje de otros que hemos emprendido con mis amigas es que para cada una de nosotras implicó mucho estar ahí (dinero, dejar a la familia y organizar la rutina en nuestra ausencia, tomarse days off en el trabajo, y más), por lo que vamos dispuestas a disfrutarlo a pleno.
Y tú, ¿has viajado con amigas?