Cincuenta lecciones en cincuenta años

El tiempo llegó, y al fin comienzo a caminar mis flamantes 50 años. Y en este celebrar a esa mujer que fui construyendo, quise recopilar las lecciones más valiosas que aprendí en el camino.

Algunas, asimiladas a puro porrazo; otras, a base de soñar, experimentar, caerse, volver a empezar; todas me sirvieron para crear este presente y seguir cimentando mi futuro. Cincuenta velitas, cincuenta lecciones, deseo que puedan inspirarte y llegar a tu corazón.

Yo misma…

Verónica Mezzini. Voices Inc.

1- Aprendí que soltar no es solo un concepto de moda. Es liberar al alma de la necesidad de controlarlo todo.
2- Que ante una duda moral, el mejor parámetro para decidir es preguntarse cómo actuaría una buena persona en esa misma situación.
3- Que todos representamos un personaje en una comedia que se llama vida, y sentarte a verla con ojos de espectador es interesante, fascinante, divertido y altamente educativo.
4- Que mi copita de vino tinto cada noche no es solo una buena dosis de antioxidantes. Es también una cuota diaria de relax, de disfrute y de felicidad.
5- Que los 10 minutos diarios que dedico a meditar no son un lujo que no me puedo permitir. Lo que no me puedo permitir es no separar esos 10 minutos para mi propio bienestar.

La culpa…

6- Aprendí a dejar de achacarle culpas a mi versión de 18 años por lo que mi versión de 50 piensa que debería haber hecho y no hizo. Aquella chica no contaba con las herramientas, los recursos y la experiencia de hoy, y seguramente hizo lo mejor que pudo en el contexto que le tocó vivir.
7- Cuando me preguntan si tengo hijos, siento la imperiosa necesidad de llenar con explicaciones y justificaciones el silencio después del “no”. Y ante cada nueva ceja levantada, aprendo que nunca voy a dejar de sentirme culpable.
8- Aprendí a dejar de buscar culpables por mis fracasos, y enfocarme en acuñar aprendizajes y herramientas para seguir trabajando en el próximo intento.
9- A sacudirme la culpa cuando prefiero quedarme en casa a disfrutar de un libro, en lugar de ir a una reunión social por puro compromiso.
10- Aprendí el valor de dejar de documentar la vida en las redes sociales, en pro de mirar alrededor y disfrutar del momento presente. Así que desaparecerme por un tiempo ya no me genera culpa.

Envejecer…

11- Aprendí que mientras la piel se arruga con los años, mientas el pelo se reseca y las formas del cuerpo se desdibujan, el espíritu cobra lozanía, brillo, esencia y sabiduría.
12- Que digan lo que digan, jamás, nadie, por nada del mundo me va a convencer de que la menopausia es una situación maravillosa.
13- Que puedes tener unas piernas fabulosas y una delantera espectacular. Pero a partir de cierta edad, la elegancia reside en saber la altura justa del ruedo de tu falda y la profundidad exacta de tu escote.
14- Que la cirugía, el Botox y los retoques, en su justa medida, son bienvenidos recursos para sentirnos felices con la imagen que nos devuelve el espejo. Pero no dejo de maravillarme al apreciar la belleza de las mujeres que deciden envejecer al natural.

Dios…

15- Aprendí el valor de agradecer, y aprendí a no dar nada por sentado, ni siquiera el hecho de despertarme en las mañanas y respirar.
16- Aprendí que rezar es mucho más que repetir una oración de memoria. Es conectarse con el Dios Universal de todas las cosas.
17- Que más que en una iglesia, suelo encontrar a Dios en un atardecer dorado, en una lluvia de verano, en la paz de mi hogar, en el aroma de mi comida favorita, en un momento mágico con mis seres queridos, en el placer de dar a manos llenas y compartir.

La familia…

Family

18- Que puedes mudarte a miles de kilómetros de distancia y pueden pasar años; pero cada vez que tu familia de sangre se reúne alrededor de la mesa, las distancias y los tiempos se acortan, el amor aflora intacto, genuino, y en un segundo todos vuelven a ser los mismos de entonces.

19- De niña percibes a tus padres de determinada manera. De adulta, el velo se corre y puedes ver quiénes fueron ambos, y entender por qué actuaron como actuaron.

20- Aprendí que siempre voy a llamar “mi casa” a donde sea que vivan mamá y papá.

Mamá…

21- Aprendí que no importa cuán terrible sea una situación, aun en los peores momentos, escuchar la voz de mi mamá diciéndome que todo va a estar bien, me da la certeza de que así será.

Savvy Heels22- Que la yerba de sus mates es sanadora: cura heridas profundas y dolores viejos, tiene propiedades sedativas, pues es capaz de aquietar temores, desasosiegos y ansiedades. Además, es un poco alucinógena, pues a veces siento que levito en el amor más puro, bendecida por la compañía de ese ser que me regaló la vida.

El amor…

Veronica y Juan Mezzini

23- Aprendí que caminar junto al hombre de mi vida por años y amarlo cada día más no tiene nada que ver con mariposas en el estómago, acaloramientos adolescentes ni pasiones desbordadas. Tiene que ver con querer caminar junto a ese hombre hasta que la muerte nos separe.
24- Que mi lugar en el mundo es allí donde se despierta él.
25- Que los silencios compartidos en pareja tienen la misma belleza que la más profunda de las conversaciones.

La amistad…

Florencia Gribodo

26- Aprendí que encontrarte con una amiga y charlar por horas puede ser mucho más indulgente, gratificante y placentero que una tarde en el mejor spa.
27- Que volver a tener 10 años y reírte a carcajadas está a solo un intercambio de audios de Whatsapp, cuando cantas a viva voz canciones de jardín de infantes con tu amiga de toda la vida.
28- Que a lo largo del camino construyes innumerables relaciones que llamas amistad, muchas de las cuales son apenas sus sucedáneos. Los verdaderos amigos son aquellos que, aunque no se vean todos los días, al reencontrarse sienten que el tiempo nunca pasó.

El pasado…

Savvy Heels Vintage picture

29- Aprendí a reconocer la diferencia entre nostalgia sana y nostalgia enfermiza. La primera te permite visitar con una sonrisa los mejores momentos del pasado, mientras que la segunda te ancla dolorosamente en ese pasado, en una realidad que ya no te pertenece.
30- Aprendí que puedes estar casada con el hombre de tu vida y amarlo como nunca amaste a nadie. Pero el temblor de tu primer beso jamás se te olvida.
31- Que daría lo que no tengo para volver un solo minuto a mi infancia y abrazar a mis abuelos.

El trabajo…

32- Aprendí que siempre voy a apostar por seguir mis propios pasos y no los de alguien más.
33- Que competir conmigo misma me funciona mejor que compararme con el vecino.
34- Que la educación no es solo un papel que acredita tus estudios. Es una llave que abre muchas puertas, sobre todo, la de tus sueños.
35- Que nunca es tarde para regresar a la escuela, más aún, si regresas con alma de niña en su primer día de clase: con la misma ilusión, con la mente limpia e inocente de entonces.
36- Que a pesar de haberme decepcionado de la vida corporativa; su paso por ella fue un excelente trampolín para lanzarme a construir mi propio camino.
37- Y que, al mirarla sin sesgos, no es más que una comedia en la que todos representan un rol, que se toman con gran seriedad.
38- Aprendí a dividir a la gente con poder en dos grupos: los jefes y los líderes. Y si alguna vez tuve una cuota mínima de poder, siempre apunté a ubicarme en el segundo.
39- Que al renunciar a un trabajo, es muy sabio salir en buenos términos y por la puerta grande. Esto me ha abierto puertas aún más grandes en el futuro.
40- Que por más prometedores que se presenten, hay ciertos caminos que ya no quiero volver a recorrer.

Los demás …

41- Aprendí a identificar y a controlar mi tendencia desenfrenada a dar consejos no solicitados.
42- Que una pregunta corta, poderosa y al grano puede tener un impacto mucho mayor que un elaborado consejo.
43- Que debo seguir trabajando en ahorrar cada vez más palabras a la hora de comunicarme.
44- Que quien hoy consideras tu enemigo puede ser tu aliado en el futuro.
45- Que me importa cada vez menos que los filtros sobre mis palabras se vayan haciendo más delgados a medida que cumplo años.
46- Que querer ser genial y maravillosa todo el tiempo, con todo el mundo, tiene sus recompensas. Pero es extremadamente agotador. Y quien paga el precio casi siempre es una misma.
47- Que cada persona que aparece en nuestras vidas viene a enseñarnos algo. Y está en nosotros permanecer receptivos y capitalizar cada uno de esos aprendizajes.
48- Que conciliar siempre es mejor que confrontar.
49- Aprendí el poder apabullante que tiene una sonrisa.

Y finalmente aprendí…

Veronica Mezzini - St. Barth

50- Que, contra toda creencia y paradigma, estoy cómoda, me gusta y soy feliz viviendo dentro de esta piel de 50 años, maravillosamente vividos, sintiéndome hoy más mujer que nunca.

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