Reinventarse no es fácil, pero hacerlo a los 40 resulta desafiante. Algo sí puedo decirte: en el camino vas a redescubrirte y ya solo por eso, el intento ¡vale la pena!
El inicio de todo
Podría decirse que mi proceso de reinvención fue “involuntario”. Sucedió a partir de ese “empujoncito” que todos necesitamos a veces para salir de una zona de confort que aunque parece “segura” puede ser frustrante.
Tras más de 12 años de estar en una relación -que no iba bien, pero yo no quería terminar- un día mi pareja decidió separarse. Ese fue el comienzo de una tormenta de miedos, y un “tsunami emocional” para mí.
¿Por qué? Yo tenía 37 años y sentía que había desperdiciado mis mejores años.
El intimidante proceso
Ante ciertos eventos “parteaguas” en la vida, tal como me lo dijo la terapeuta y tal como lo viví, uno pasa por diferentes estados: desde la negación hasta la aceptación, y el primero es uno de los más desafiantes.
No es que uno se niegue a ver lo sucedido, es solo que, no terminas de aceptarlo y entonces, no tomas acciones para superarlo. Es como si uno entrara en una etapa de adormecimiento y navegara la vida en piloto automático.
El emocionante reinicio
Mantenerte en ese estado adormecido no deja nada bueno, pero es tricky: puede sentirse como otra zona de confort.
A mí me pasó y fue hasta que comencé a sentirme mal físicamente y a notar síntomas de depresión, que di el primer paso hacia mi redescubrimiento y reinvención.
¿Cuál fue? La terapia, y ojo: no digo que sea para todos, solo te cuento que fue lo que yo hice.
Ahora, ya encaminada y disfrutando de un nuevo yo, te comparto lo que aprendí, para que si te pasa algo similar, veas que no estás sola, no eres rara y no estás loca.
1. Háblalo con un profesional. Yo pensaba “puedo superarlo sola” pero, ¿sabes qué? ¡Es de sabios pedir ayuda!
2. No te aísles. Si eres introvertida como yo, no querrás escuchar esto, pero es cierto. Si pasas mucho tiempo sola, terminarás rumiando pensamientos que te lleven a un estado emocional no favorable.
3. Está bien cambiar pero no dejes de ser tú. A mí me recomendaron de todo con tal de “salir de mi capullo”. Probé varias cosas y en muchas, lejos de sentirme bien, me sentí más sola y frustrada.
Concluí que lo mejor era hacer cosas que me dieran la oportunidad de estar acompañada pero que se sintieran bien. Ahí, siendo yo misma (sí, introvertida), logré el objetivo.
La recompensa
Reinventarme me llevó casi tres años -y sigo trabajando en ello-. Fue un proceso largo pero de lo más gratificante que he hecho porque:
- Me hice más independiente. Ya lo era económicamente, pero ahora lo soy emocionalmente. Antes que cualquier otro rol, primero soy mi propia persona, y después puedo ser pareja, amiga, hija, etc.
- Me gusto, me quiero, me cuido más por dentro y por fuera, y me doy cuenta que esto les resulta atractivo a los demás.
- Trazo mi propio destino, soy libre y disfruto la vida. Ser soltera pasados los 40 es genial. Tienes la madurez para divertirte y amar sin prejuicios, sabes lo que quieres y lo que no, así que solo toca ¡disfrutar!
Por todo esto te digo: si a los 40 o más, vives una experiencia “parteaguas”, lejos de lamentarte, tómalo con una oportunidad de ¡comenzar a vivir!
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