El 29 de marzo se hará por primera vez en la historia, una caminata espacial compuesta enteramente por mujeres. Y ese evento le trae mucha felicidad a la niña que fui. Te cuento por qué.
Cuando era una niña, no había nadie de mi edad y género que soñara lo mismo que yo. Anhelaba entonces con conocer la Luna, viajar a otros mundos, adentrarme en el espacio oscuro y descubrir qué pasaba “más allá”.
A ese sueño nunca le puse el nombre correcto: yo quería ser astronauta, pero mis deseos se traducían en las palabras de los adultos como ser “fantasiosa” o “tener mucha imaginación”. Pero en verdad no era solamente eso, sino que yo quería ser astronauta.
El problema era que entonces no lo sabía porque no era lo “normal” para una niña. Quizás yo sentía que no estaba permitido y ni siquiera me atrevía a pensarlo. Simplemente no se me ocurría.
Sin embargo, sí recuerdo cómo compañeros de escuela varones lo expresaban abiertamente y sin problemas: “Quiero ser astronauta”, decían. Incluso en el jardín de infantes usaban la arena como roca lunar, daban pasos lentos y pesados en la superficie, imitando la llegada a la Luna de 1969.
Y a pesar de verlos, yo nunca verbalicé que tenía el mismo deseo. Por el contrario, escribí alguna historia de viajes al espacio, limitando mi anhelo al de “contar historias de astronautas” en lugar de ser una de ellos.
Una noticia que me alegró
Leyendo las noticias de la NASA –uno de mis hobbies preferidos-, me enteré recientemente que va a haber por primera vez, una caminata lunar enteramente compuesta por mujeres. La niña que fui me trajo a este presente un escalofrío, una alegría nostálgica que encendió estos recuerdos y aspiraciones.
Me hizo pensar en cómo algunas cosas, sin que haya un mandato verbalizado –en mi caso, mis padres siempre fueron muy abiertos y receptivos-, uno tenía limitaciones propias de la sociedad y época en la que vivía. Había actividades, profesiones y deseos exclusivamente reservados al género masculino. Y las mujeres interesadas en ello podían verlo como eso: un “interés”, “afición” o “hobby”, pero no como una profesión.
Había actividades, profesiones y deseos exclusivamente reservados al género masculino. Y las mujeres interesadas en ello podían verlo como eso: un “interés”, “afición” o “hobby”, pero no como una profesión.
Pero, tranquilas: confieso que hoy, que conozco más a fondo lo que requiere convertirse en astronauta, me alegro de haberme inclinado por escribir historias. Finalmente sé que no es algo para mí, pero no por ser mujer (como creía entonces), sino porque sólo de pensarlo me da bastante claustrofobia.
El evento
Las astronautas de la NASA y mis nuevas heroínas se llaman Anne McClain y Christina Koch, y serán las protagonistas de esta caminata espacial histórica fuera de la Estación Espacial Internacional el próximo 29 de marzo.
First fit check of our actual spacecraft – the Soyuz rocket! This will be the last time we test the systems while wearing our launch and landing space suits. Great to see the real deal with the crew! pic.twitter.com/H7SdhgFuSn
— Christina H Koch (@Astro_Christina) March 6, 2019
McClain es una ingeniera aeroespacial y aviadora de la armada senior, quien está en la Estación Espacial Internacional desde diciembre de 2018. Koch tiene experiencia en ingeniería electrónica y física, y viajará al espacio el 14 de marzo para acompañar a McClain.
https://twitter.com/AstroAnnimal/status/1103303125459525634
En Tierra estará Kristen Faccio, de la Agencia Espacial Canadiense, quien dará apoyo a las astronautas desde el Centro Espacial Johnson en Houston.
I just found out that I’ll be on console providing support for the FIRST ALL FEMALE SPACEWALK with @AstroAnnimal and @Astro_Christina and I can not contain my excitement!!!! #WomenInSTEM #WomenInEngineering #WomenInSpace
— Kristen Facciol (@kfacciol) March 1, 2019
Y es un gran logro, teniendo en cuenta que de las 500 personas (aproximadamente) que estuvieron en el espacio, solamente un 11% eran mujeres. Todas las caminatas espaciales hasta la fecha habían sido conformadas por equipos enteramente masculinos o mixtos.
Espero que con el tiempo, esto sea moneda corriente en la NASA y en otros espacios. Y que las niñas de hoy y de mañana, puedan atreverse a decir en voz alta: “Quiero ser astronauta”, mientras juegan a que un cúmulo de arena es una roca lunar.
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