¿Decidida a empezar terapia? Primero, conoce algunas pautas para elegir al psicólogo correcto según tu caso.
Hace algún tiempo y después de años de oír las “maravillas” que puede hacer el psicoanálisis de boca de amigas, parientes y hasta de Internet, me propuse intentarlo. En aquél momento, estaba desbordada en todas las áreas de mi vida: tenía que mudarme de mi apartamento de siempre ¡y de ciudad!, acababa de terminar una relación afectiva y cambiar de trabajo, y no sabía bien lo que me esperaba en ningún plano de la vida.
La ruta del psicoanálisis no me llamaba demasiado la atención, porque conocía gente que iba a terapia desde hacía varios años y -según mi visión- no parecía haber mejorado o superado aquello que lo llevó a tratamiento en primera instancia. Me parecía que, después de tantos cambios, un poco de estrés era “normal”. ¿Para qué iba a ir a hablar con un extraño de mis problemas? ¿Qué podía decirme ese psicólogo que yo ya no supiera? ¿No debería ser capaz yo misma de resolver mis propios problemas?
Entonces, una amiga me dijo una cosa que me terminó de definir: “Lo que descubras en terapia, lo vas a descubrir igualmente tú sola, pero en este último caso te va a llevar mucho tiempo más”.
La idea de ganar tiempo me cautivó, así que me dispuse a buscar un terapeuta.
Los NO
Pensé que una vez que definiera ir al psicólogo, todas las demás cosas se iban a dar naturalmente: sin embargo, me encontré con varios “no”:
- “No puede ser el psicólogo de un conocido”
- “No puede conocerte desde antes”
- “No te conviene el psicoanálisis porque es algo antiguo, mejor busca otro tipo de terapia”.
Encontrar a alguien que reuniera estas características me llevó tiempo.
Los NUNCA
La primera psicóloga que visité estaba comiendo unas galletas cuando me recibió. Y como si fuera poco, tenía las piernas sobre el escritorio. Como yo era una novata en la materia, no hice caso a mi intuición (que me decía que eso estaba muy pero muy mal), y pasé mi primera sesión muy incómoda. Cuando comenté el episodio entre mi grupo de amigas, todas me aconsejaron que dejara a la psicóloga. Luego, varias contaron sus experiencias poco felices con la psicoterapia:
- A una, la terapeuta le decía el nombre de otra paciente en todas las sesiones, al menos, una vez por sesión.
A una, la terapeuta le decía el nombre de otra paciente en todas las sesiones, al menos, una vez por sesión.
- Otra que hacía diván, descubrió que su psicóloga navegaba por Internet mientras ella le contaba sus problemas.
- A otras dos la psicóloga ¡no le hablaba nunca!
Qué buscar
Así vemos que, conseguir un terapeuta correcto no siempre resulta fácil. Aquí van algunos consejos profesionales que pueden guiarte y evitarte malas experiencias como las que tuvimos mis amigas y yo:
- Asegúrate de que tiene las credenciales (básico, ¡pero no está de más aclarar!).
- Te deberías sentir cómoda con él o ella, aconseja la Asociación Americana de Psicología de Estados Unidos. Sin embargo, puede que al principio no te sientas súper cómoda.
- Pregúntale cuántos años hace que ejerce, si tiene experiencia tratando los problemas que te aquejan, cuáles son sus áreas de especialización, y cuál es su tarifa por sesión.
Además, piensa en qué orientación teórica te conviene, según tu tipo de problema. Así aconseja la terapeuta de familia Tracey Cleantis en la revista Psychology Today. Por ejemplo, si crees que tu conducta tiene una motivación inconsciente, te convendría un terapeuta psicodinámico o, si quieres cambiar tus pensamientos para cambiar aspectos de tu vida, deberías considerar a un terapeuta cognitivo.
En cualquier caso, te deseo mucha suerte en tu búsqueda. Espero que encuentres a tu media naranja psicoanalítica, y que todos tus problemas se solucionen. Cuéntame, ¿tuviste alguna experiencia desagradable en terapia?
También te recomiendo:
Cuando la vida te abruma, estos libros pueden salvarte