Era una de esas tardes de domingo, en las que deseaba realmente descansar. Me había decidido entonces, a acomodarme en la cama en pijama y disfrutar de una película. Mientras indagaba en Nétflix qué podía ver, di con el tráiler de The Boy Who Harnessed The Wind, o en su versión en castellano, El niño que domó el viento.
Básicamente, cuenta la historia de un adolescente que, en medio de un complicadísimo contexto social, y cuando todo parece indicar que fracasará, se arriesga a hacer lo imposible: halla el modo de, literalmente, domar el viento para ayudar a su familia. Me dejó pensando…
Desde Einstein y Edison, hasta Rowling, Disney, Van Gogh o Chaplin, la historia da sobradas muestras de que somos capaces de hacer posible lo imposible. Y sin embargo, una y otra vez nos dejamos detener por aquellos que nos dicen que no vale la pena soñar, que se nos pasó “el cuarto de hora” o que “mejor pájaro en mano, que cien volando”… A todas esas voces, te invito a decirles: “¡Basta! Ya no me detendrás”. Pero no solo a esas que nos llegan desde afuera, sino a las que hemos guardado adentro, y nos llevan a autolimitarnos.
“Todas tenemos algún viento por domar. Solo es cuestión de animarse a dar el salto”.
Atrévete a correr el límite
“Nuestra mente puede ser nuestro mayor motivador para lograr más, o nuestra barrera que nos mantiene en el ámbito de lo normal”, asegura un artículo en Medium. Por fortuna, si reconocemos que los límites son auto-impuestos, es posible barajar y dar de nuevo, aprovechar el potencial sin explotar y seguir avanzando.
Suena más fácil de decir que de hacer, ¿no? Indagando un poco en web, encontré estás interesantes estrategias:
- Réstales poder. Busca en tus palabras frases que remitan a un “ellos” ambiguo. “Ellos nunca me darán el puesto”… “Ellos me dirán que es imposible”… Ellos, ellos, ellos… Mejor, no asumas qué está pasando por la cabeza de los demás.
- Acepta la incomodidad. Avanzar para alcanzar los sueños puede implicar salir de tu zona de confort. Pero, al evitar sentirte vulnerable o al temer al rechazo, no harás más que negarte a ti misma la posibilidad de tener éxito.
- Rodéate de positividad. Aunque es fundamental trabajar en la confianza personal, también podría ayudarte tener tu pequeña comunidad de aliados que crean que puedes alcanzar tus sueños. Es este grupo, quien podría hacerte más resiliente y comprometida, especialmente si llegaran a invadirte las dudas.
- Aprende de los fracasos. Al desafiar los límites, es posible que sufras alguna que otra caída. No arrojes la toalla. Vuelve a levantarte, aprende la lección y sigue intentándolo. Si te motiva, todas tenemos algún viento por domar. Solo es cuestión de animarse a dar el salto.
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