¿Cómo han sido tus relaciones de pareja? Claramente, después de los 40 años, la concepción del amor es mucho más compleja y multidimensional. Alguna vez, una paciente me preguntó: “¿Por qué todos los hombres que conozco me salen infieles?”, a lo cual respondí: “¿Los hombres ‘te salen’ infieles? Ni que fuera rifa”.
Es decir, contar con una pareja tendría que ser una elección consciente, no un asunto de suerte. Por supuesto, conforme avanzamos en esta vida, nuestros criterios al respecto pueden ir cambiando. Sin embargo, hay aspectos que sí o sí debe cumplir una persona para iniciar un proyecto formal en común.
Detrás de cada elección de pareja hay un patrón de conducta: atraemos aquello que creemos sobre nosotros mismos.
Es decir, aquella mujer que crea que no merece nada en la vida, siempre atraerá hombres egoístas. Quien se autocritica demasiado, siempre conocerá hombres que la juzguen todo el tiempo. Quien considere que no es lo suficientemente buena para alguien, siempre será atractiva para hombres machistas o infieles.
Patrones de conducta
En terapia, hay una sesión que dedicamos especialmente a las relaciones amorosas del paciente. Se hace un recuento de cada ex pareja para encontrar alguna constante. Ahí, la persona descubre de manera consciente hasta qué punto estaría cumpliendo expectativas propias y ajenas.
Te pongo un ejemplo: Tuve una paciente cuyo padre bebía y se ausentaba de casa durante meses. Se casó con un hombre de negocios que siempre debía viajar… y se ausentaba de casa durante meses.
A veces ocurre que la persona desarrolla una lealtad inconsciente. Es decir, si su madre eligió mal a su pareja y tuvo una vida infeliz, la hija también lo hace. En este caso, la mujer necesita emanciparse de la voz de mamá, romper el patrón de conducta y ser leal a sí misma.
Lo permanente y lo temporal
Una vez que la persona está lista para hacer una elección consciente de pareja, lo que sigue es distinguir algunos aspectos que harán la diferencia en esta ocasión. Suelo decir a mis pacientes:
No te dejes llevar por lo temporal; enamórate de lo permanente.
Lo temporal son detalles que pertenecen a la primerísima etapa del enamoramiento, como enviarse flores, regalar chocolates, dedicarse canciones, sorprender con serenatas, escribirse mensajes de amor todos los días… en fin, lo que en el fondo sabemos que no durará para siempre (lo cual no quita que pueda ocurrir esporádicamente).
Lo permanente son las bases de una relación sana, eso que siempre va a estar presente. En mi experiencia como terapeuta, he descubierto que existen al menos cuatro condiciones que forman parte de lo permanente y que, a pesar de ello, pocas veces se toman en cuenta al momento de formalizar una relación.
Antes de aceptar iniciar una relación formal con una persona, tómate el tiempo para considerar cómo es en los siguientes cuatro aspectos:
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Sistema de valores
Es evaluar qué piensa ese hombre en torno a conceptos como el matrimonio, la paternidad, la religión, el dinero y la fidelidad, cómo se expresa hacia las mujeres, cómo trata a los animales, cómo se dirige a la gente de servicio, cómo trata a sus padres, cómo le habla a los niños, qué juicios de valor hace y sobre qué temas… Eso te permitirá saber qué clase de ser humano es.
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Discusiones
Por discusión no entendamos ‘pelea’, sino más bien un diálogo entre dos personas para llegar a un punto en común. Prueba cómo es ese hombre discutiendo: ¿sabe guardar turnos para hablar?, ¿se desespera?, ¿quiere imponerse siempre?, ¿levanta la voz?, ¿interrumpe?, ¿le cuesta llegar a acuerdos? Todo esto forma parte de lo permanente. En una relación formal, siempre habrá algo que discutir: desde dónde van a vivir hasta si desean casarse o cómo decorar la casa.
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Sexo
Claramente, el sexo es un elemento importantísimo en la relación: saber qué le gusta, si le interesa descubrir qué te gusta a ti, si se preocupa por tu placer o sólo se enfoca en sí mismo, si te compara con parejas anteriores, si critica tu cuerpo, si anula tus deseos…
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Vínculos afectivos
Por supuesto, al iniciar una relación formal, tendrás contacto directo y constante con la familia y los amigos de tu pareja. Antes de aceptar, pon atención a cómo es tratado por sus amigos y hermanos, cómo es con sus sobrinos, si te incluye en su familia y viceversa, si le incomoda que te lleves bien con su círculo cercano, si alaba a sus amigos y los critica en lo privado.
Suena a un gran trabajo, ¿verdad? Pues adivina qué… ¡TÚ lo vales! Esa es una elección consiente de pareja. No estás pidiendo príncipes ni hombres inalcanzables, sino un hombre con la mayor salud emocional posible. Lo temporal en algún momento terminará, pero se quedará lo permanente: los valores, las discusiones, el sexo y los vínculos afectivos.
Así que, si estás interesada en volver a tener una relación formal, comienza esta vez con el pie derecho y pon a prueba a tu prospecto con estos cuatro criterios. Así tendrás más herramientas al momento de decidir.
Abraham Monterrosas Vigueras es periodista, trabajador social y psicólogo clínico, especialista en terapia breve.